Las bodas de las clases altas
La petición de mano la efectuaba el novio en la casa de la novia, acompañado por dos amigos, personajes bien relacionados de la villa. Se negociaban los contenidos de la dotes y se hacía público el compromiso. La novia recibía visitas durante días, haciéndose llegar ya regalos. Se preparaba la boda y tras ella, según marcaba el protocolo, la novia volvía a pasar varios días con visitas. Las bodas exigían una serie de preparativos, siendo los de comida y ropa los de mayor importancia. Se encargaban una serie de productos suntuarios como telas de encaje para los trajes de los novios y alimentos como licores, vino rancio, queso de Flandes, azúcar, aceitunas, entre otros.
Un lujo que contrasta con la contención prescrita en las algunas Ordenanzas municipales; por ejemplo, en Bilbao, unas ordenanzas redactadas en 1645 regulaban los gastos superfluos en banquetes, decretándose que sólo se pudiesen convidar a 12 personas, hombres y mujeres, parientes de los novios, “y que no hagan pompas, y ostentaciones profanas en los dichos casamientos, sino que se hagan, y se celebren conforme al ceremonial de la Iglesia”.
Os emplazo a leer el artículo entero en Suite101, una página donde se publican artículos con cierto rigor científico y donde, de momento, voy publicando artículos procedentes de mis investigaciones acerca de la Edad Moderna y Contemporánea. Leer más en Suite101: Del amor y el matrimonio: Usos amorosos y matrimoniales en la España del Siglo XVII http://sociologia.suite101.net/article.cfm/del_amor_y_el_matrimonio#ixzz0ceNvS3Tf
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