Allí, en el atrio del museo se encuentra la Cascada de las palabras, aunque su nombre es más aséptico: Instalación para Bilbao. Tras una columna, bajo una balconada, en un espacio rectangular se alojan nueve paneles verticales de diodos luminosos. ¿Publicidad?, no; Jenny Holzer, la artista, trae al museo un elemento típico de la publicidad urbana: el cartel luminoso. Pero sus carteles se llenan de sentimientos: mensajes en inglés, euskera y castellano. Cada mensaje, un sentimiento, un estado del ánimo: mensajes de intimidad, de amor, de desamor, de muerte, de pérdida- fue creada para recaudar fondos en la lucha contra el SIDA. En esa vertiginosa caída de palabras iluminadas en rojo y azul se sumerge el espectador. Entre aquellas paredes irisadas, en un primer instante uno se siente inundado por los sentimientos ajenos, por cierta impotencia al no poder asimilar tantas palabras en un momento. Después, la sensación pasa, todas las palabras son solo una: escúchame; y uno ya solo quiere atravesar al otro lado de la cascada, buscando refugio en las palabras, sintiéndose a salvo del mundo en esa cavidad de letras y luz. Así es a menudo la vida, sólo el necio se ahoga en las palabras del otro; es más inteligente sentarse a escuchar, a leer, a comprender al otro en la intimidad de la conversación, de la lectura silenciosa, de la mirada……
Imagen: Museo Guggenheim Bilbao. Jenny Holzer (Gallipolis, EE UU, 1950), Instalación para Bilbao (Installation for Bilbao), 1997
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