LOS HIJOS DEL PADRE UBÚ


Caminando absorta por la vida sigo en la frenética e infantil búsqueda de los sueños que desde niña he ido coleccionando en una caja de galletas de latón. Y mientras camino, siempre escucho de fondo la cháchara, la reprobación, el insulto, el juicio, la traición del Ubú de turno, ahíto de botageña, tirano de lo imposible y rey de lo improbable. Ese Ubú y sus miles, cientos de miles de hijos que llenan el mundo de alambicadas y vacías explicaciones sobre los graves problemas de quiénes tenemos la desgracia de sufrirles.

Ahora me dicen que mis sueños no son nada si cogen en una caja, que necesito llenar un soporte digital de muchos gigas si quiero ser competente e interesante. Les digo que mis sueños van más allá de las paredes de latón de mi caja, que para mi son suficientes y hermosos. Pero Ubú y sus hijos no entienden de sueños, en su lenguaje son proyectos y metas y se materializan en objetos de prestigio y poder sin cuento. Para ellos todo acto de mi vida ha de tener un número o un código de barras.Todo ha de pasar por la  gran máquina movida por la espiral de egocentrismo que nace del vientre de los miles de Ubús que gobiernan el mundo.

Los hijos del padre Ubú y los miles, cientos de miles de palotines que les aplauden y bailan el agua accionan la voraz máquina del capitalismo y su brutal propaganda; encienden el gran ordenador de la tiranía tecnológica y el devora almas catódico. Todo está estudiado, cuantificado, analizado en estudios de mercado maquillados al gusto. Ya no hay más que consumidores en esta pirámide en la que nadie es ya libre y se sacrifican los sentimientos y la dignidad propios y ajenos por aparentar, por medrar, por auparse en la espalda del otro, en el dolor ajeno. Se consume y estereotipa el amor, la pasión, la compasión, la necedad, la vulgaridad,…, y te dicen sonrientes: es la nueva misma cosa que ya hicimos, digerimos y presentamos para ti.

No sé hasta cuando podré escapar de esta farsa de tiranos mezquinos y ególatras, pero de momento prefiero seguir caminado lejos de ese absurdo mundo de ofertas de última hora. Y así, asir con fuerza mi caja, mi universo de sueños. Lanzarme a navegar, a vivir, descubrirme y trazar la cartografía completa de mi vida sin que nadie le ponga precio y fecha de caducidad.

Dibujo: El Padre Ubú, Alfred Jarry

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