Tras un título tan atractivo nos encontramos con un libro muy interesante y necesario pues hace una gran labor de denuncia y puesta al día de la evolución y situación de la investigación arqueológica en nuestro país. Tal y como señala el autor en la introducción, "El arqueólogo enamorado" no es una guía al uso de yacimientos y culturas, su obra trata de despertar "la conciencia arqueológica de un país que no sabe dónde pisa y que, hasta hace poco, ha tenido las ruinas por castigo y las leyendas por dogma". Una gran verdad que ha hecho mucho daño a la investigación , tanto la arqueológica como la histórica y, aún hoy, sigue siendo el lastre y gran obstáculo con el que tiene que luchar todo investigador.
En "El arqueólogo enamorado" se tratan de reparar a lo largo de catorce capítulos "las fisuras que los embustes han dejado en nuestra memoria, poniendo algo de sentido común donde sólo ha habido espacio para el esoterismo y la fantasía". El autor nos relata los descubrimientos de Atapuerca, la Dama de Elche, Ampurias o el teatro romano de Mérida, entre otras historias sorprendentes.
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